martes, 8 de abril de 2008

Noticia destacada por Alejandro Benedetti desde Rosario


Esta noticia fue reenviada por nuestro compañero Alejandro Benedetti desde Rosario (a nuestra casilla laverdelomas@gmail.com).
Fue tomada de la Prensa de Convergencia Socialista que publica a través de su blog www.noticiastroskas.blogspot.com. La reproducimos aquí, sin menoscabo de la independencia con la que operan estos dos blogs hermanos.




La Plaza de Cristina y Néstor Kirchner y la crisis final del peronismo

En un último recurso para reforzar su autoridad en medio de la crisis provocada por la lucha de los pequeños productores, Cristina intentó hacer una demostración de fuerza, agitando el fantasma del golpe, montando una farsa con gobernadores, intendentes, burócratas, movimientos piqueteros y de derechos humanos.Sin embargo, estos defensores de los intereses del gran capital o simples beneficiarios de la caja con que pagan a los alcahuetes de la Rosada, no lograron engañar al movimiento obrero y al pueblo, que le dieron la espalda.El acto se garantizó con el aparato y los recursos del Estado. Por eso el grueso de la concurrencia (no más de 25000 personas) se encolumnó detrás de los movimientos piqueteros oficialistas y de las intendencias bonaerenses.Al frente se destacaban los punteros, notoriamente bien vestidos y mejor alimentados que la base que conducían, conformada por sectores desclasados de los barrios más pobres de la Provincia de Buenos Aires.Nutrían estas columnas una gran mayoría de mujeres, que no disimulaban su escaso fervor por la manifestación, respondiendo con silencio cada una de las arengas con los que los punteros pretendían adular a Cristina o condenar los cortes de ruta de los chacareros.Algunos aprovecharon la ocasión para vender tortas fritas, buñuelitos o pan casero, otros charlaban sin prestar demasiada atención al acto ni a las instrucciones de los punteros.La columna de 2.500 camioneros, los enormes pasacalles, globos y carteles de los gremios no sirvieron para disimular los espacios vacíos, ausentes de trabajadores.La escuálida columna de la CTA, integrada por dirigentes de los sindicatos más importantes como ATE y CTERA, aún con delegaciones del interior, no superaba las 300 personas.Los gremios de la CGT sólo mostraron un gran despliegue de banderas, detrás de las cuales brillaron por su ausencia los afiliados.Entre las columnas más numerosas se podía ver a la de UPCN con 300 a 400 trabajadores, (curiosamente su secretario general Andrés Rodríguez, ocupa un cargo en la Secretaría de “Tradición” de la Sociedad Rural). UTA no llevó más de 200, la UOM 180, y así el resto...El débil compromiso pro gubernamental de los que supuestamente fueron a la Plaza para defender a Cristina, se hizo visible cuando, faltando media hora para la iniciación del acto, se retiró de la Plaza un sector importante de personas, que se desconcentraron frente a las narices de los organizadores.Ni los aprietes en los lugares de trabajo, ni los asuetos en las dependencias públicas, ni el pago del jornal con permiso gremial lograron engrosar las columnas de los sindicatos.Mucho menos la apelación decadente a la simbología del viejo peronismo o la imitación grosera de la voz melodramática de Eva Peron que intentó realizar Cristina.La presentación en sociedad del “nuevo” armado político organizado por el matrimonio presidencial luego del fracaso de la experiencia “transversal”, mostró a un viejo y raquítico PJ reconstruido desde las oficinas de Puerto Madero, incapaz de contrarrestar la simpatía que habían cosechado los cha- careros en el conjunto de la población.Es que después de veintiún días de asambleas y piquetes, la rebelión agropecuaria logró poner en el tapete no sólo la cuestión de las retenciones y a quiénes perjudican, sino también a dónde van a parar esos 12.000 millones que recauda el Estado.El paro obligó a todos/as a discutir quíenes reciben los subsidios, cómo se forman los precios, cómo y cuánto se paga de deuda externa, qué papel juegan Moyano y Delia en el gobierno y mucho más.Del mismo modo que la huelga docente de Santa Cruz mostró el carácter antiobrero del kirchnerismo, la lucha de los pequeños productores puso ante los ojos y oídos de todo el país la verdadera naturaleza de clase del gobierno.Un poder ejecutivo que utiliza el discurso de izquierda sólo para imponer políticas que benefician a los grandes grupos económicos.